Fósiles

Los ojos de los trilobites

Por el Dr. Roberto Biaggi

Los trilobites son un grupo muy especial de organismos fósiles. Forman parte de ese impresionante evento que llamamos la explosión del Cámbrico. Los trilobites son artrópodos fósiles extintos que se encuentran en rocas de la porción inferior del Fanerozoico, en lo que se denomina el Paleozoico. Ya se han identificado alrededor de 17.000 especies, lo que muestra su gran variabilidad. Aparecen por primera vez en el Cámbrico, en los estratos más inferiores del Paleozoico. Uno de los aspectos más interesantes de estos organismos es que cuando aparecen por primera vez, ya son tan complejos como cualquier otro artrópodo, incluso los modernos. El otro hecho singular es que no tienen antepasados en los estratos inferiores. La existencia y aparición repentina de los trilobites se conoce desde hace mucho. Cuando Darwin desarrollaba su teoría de la evolución, la complejidad de los trilobites se transformó en un verdadero dilema para él.

Los trilobites y muchos otros organismos de la explosión del Cámbrico tienen numerosas estructuras singulares y complejas desde ese mismo comienzo. Nos enfocaremos en uno de estos órganos: los ojos. Ellos son del tipo compuesto, como el de los actuales insectos, y presentan tres tipos principales. El tipo más común es un ojo compuesto formado por numerosos ojuelos individuales, llamados omatidios. Algunos trilobites tenían más de 15.000 omatidios. Y en una cantidad de especies, los ojuelos están dispuestos en forma semicircular, dándoles la capacidad de apuntar en varias direcciones y permitir una visión de casi 360°. Esta cantidad de omatidios posibilitaba una visión continua en mosaico.

Primer plano del ojo de un trilobites fosilizado.

Un aspecto particular de estos ojuelos individuales es que cada uno tiene una lente pequeñísima, menos de una décima de milímetro de diámetro, compuesta de calcita, un mineral transparente, con una superficie convexa y cubierta por una membrana: la córnea. Al pasar por las lentes, la luz se enfocaba en las células fotosensibles gracias a su curvatura externa, lo que permitía una mínima aberración. Además, la curvatura interna de la lente tiene una protuberancia especial en el centro, lo que posiblemente permitiera una visión bifocal. Se cree que la lente tenía una estructura doble, cada parte con un índice de refracción diferente, y que esta combinación además le servía al trilobites para permitir más profundidad de campo y para corregir la aberración esférica y cromática.

Estas características especiales de las lentes han sido denominadas simetría geométrica de la era espacial, y algunos consideran que el hecho de que estas configuraciones ópticas que fueron descubiertas y resueltas por científicos famosos del siglo XVII ya existieran en los trilobites en la base del Fanerozoico, raya en pura ciencia ficción. ¿Por qué? Debido a que aparecen así de complejos. Ni siquiera hemos tocado el tema del sistema nervioso que se requiere para manejar esos órganos y permitir la visión, ya desde el mismo momento en que aparecen por primera vez, y sin los supuestos antepasados de los que algo así de complejo podría haber evolucionado.

Por lo tanto, ¿qué sugiere esta evidencia fósil? Que no hay evidencias de que hubiesen existido eslabones de antepasados en estratos inferiores, de los cuales se podrían haber originado diversos planes corporales y estructuras complejas como las lentes y los ojos de los trilobites. Su aparición repentina en muchos filos de organismos, al igual que la aparición de estos filos en la explosión del Cámbrico, refutan la teoría macroevolutiva darwiniana. Y, por otro lado, apoyan un modelo de creación en el que estuvo presente un diseñador inteligente.