Evolucionismo

La religión llamada ciencia – VIII

Por Jorge L. Wiebusch

La famosa teoría del inglés Charles Darwin respecto del origen de las especies y la selección natural conquistó el respeto del mundo científico y parece tener aceptación unánime en este medio, aunque no es así. Esta teoría ha polarizado a la comunidad científica y experta, causando división e incomodidad por el tratamiento privilegiado que recibe en comparación con otras hipótesis.

En esta serie de artículos analizaremos la precariedad de la verdad científica y cómo la teoría darwiniana se convirtió en una doctrina que se asemeja bastante a una religión, imponiendo sus conceptos mediante una verdadera dictadura científica. Presentaremos evidencias de los métodos “evangelizadores” de los científicos darwinistas, demostrando que esta teoría depende tanto de la fe como cualquier religión contemporánea.

Los comentarios estarán abiertos para cada artículo de la serie y también podrán contactar directamente al autor a través del correo electrónico.

Dificultades de la teoría de Darwin

Las inquietudes de Darwin mencionadas en los capítulos sexto y séptimo de su famoso libro, son: “La escasez de organismos transitorios intermedios, los hábitos e instintos de los animales que tienen un mismo origen, la esterilidad de los animales que resulta del cruce de especies diferentes, la complejidad de los órganos derivada de la pura necesidad de adaptación, la longevidad, la necesidad de modificaciones simultáneas, la incompetencia de la selección natural para considerar los estadios incipientes de las estructuras útiles y las causas que interfieren en la adquisición de dichas estructuras, la diferencia de órganos en miembros de la misma clase que supuestamente fueron desarrollados a partir de un mismo ancestro común, sin mencionar los factores psicológicos, de comportamiento o instintivos, fueron y aún son preguntas que no han tenido respuesta debidamente documentada o comprobada de manera incuestionable”.

“Nadie puede partir del genoma de un pez sin pulmones y reproducir las mutaciones genéticas necesarias para convertirlo en un pez con pulmones. Pese a esto, muchas personas aceptan sin discusión que el proceso ocurrió, y que se dio por azar”. Dr. John F. Ashton.

Este es un punto más en el que la teoría de Darwin se aproxima a una religión que responde homiléticamente a todo, menos al vicio existencial humano o a esa necesidad de pertenencia que todos poseemos. Para el creacionista, cada detalle increíble e inexplicable es solamente la huella digital de Dios. Puede disfrutar de ese maravilloso espectáculo. Pero para el darwiniano todas estas cuestiones son una dificultad.

Aunque tenemos que tener cuidado al concluir que cualquier órgano podría producirse por sucesivas mutaciones, pequeñas y de transición, con todo habría serias dificultades. Una de las mayores es la de los insectos neutros, formados diferentemente de machos y hembras fértiles. Los órganos eléctricos de los peces son otra dificultad especial, porque es imposible saber cuáles fueron los estadios por los que pasaron para llegar a ser esos órganos maravillosos (Darwin, 2014, p. 169).

No vemos especies que forman nuevas especies, vemos especies que se extinguen. El ADN forma individuos idénticos, no hace seres mejores. Toda mutación representa pérdida de información, no ganancia. Estadísticamente es improbable. La probabilidad de formar por casualidad una proteína específica de 100 aminoácidos de longitud con sus debidos enlaces peptídicos es de 1 elevado a 10190 (Ashton, 2015). Si es posible admitir tantas limitaciones, si es posible admitir tantas adaptaciones a una teoría, ¿cuál es la dificultad de dejar el tema abierto y aceptar que el sentido común podría tener razón? La única respuesta es que la teoría de Darwin se ha convertido en una religión. ¿Qué teoría podría sustituir al Neodarwinismo? La falta de respuesta a esta pregunta o simplemente la posibilidad de que exista esta pregunta parece amenazante para la comunidad científica. Al menos, demuestra su fragilidad e inseguridad.

ASHTON, John F. Evolución imposible: 12 razones por las que la evolución no puede explicar el origen de la vida sobre la tierra. Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015.

DARWIN, Charles. A origem das espécies: e a seleção natural. São Paulo: Madras, 2014.