Diluvio

El misterio de las aguas

por Mateo Ospino Dias

¿Puedes imaginar cuán imponente y devastador es el poder del agua? El registro bíblico del Diluvio universal señala:

“Cuando Noé tenía seiscientos años, precisamente en el día diecisiete del mes segundo, se reventaron las fuentes del mar profundo y se abrieron las compuertas del cielo” (Génesis 7:11, Nueva Versión Internacional online)

Y Elena de White describe una escena semejante en el libro Historia de la redención:

“Chorros de agua surgían de la tierra con fuerza indescriptible, arrojando rocas macizas a cientos de metros de altura, para luego caer y sepultarse en las profundidades de la tierra” (Historia de la redención, versión online)

Antes de estudiar ingeniería geológica no podía comprender de dónde pudo haber aparecido tanta agua para que la totalidad del planeta quedara sumergido durante el Diluvio. Pensaba que Dios, con su infinito poder, había creado más agua para inundar el mundo, simplemente porque él todo lo puede. Pero después entendí que utiliza los recursos que ya creó y trabaja con ellos conforme a su voluntad.

Entonces, ¿de dónde surgió tanta agua? Nuestro planeta almacena agua en grandes cantidades. En primer lugar, tenemos el agua superficial, que es con la que tenemos contacto normalmente, corresponde al agua de los océanos, ríos, lagos, pantanos, el agua en suspensión atmosférica y el hielo polar y no polar. Toda el agua superficial representa el 98.2% del total. Además, hay agua subterránea almacenada en rocas porosas, que suma 1.69% más. Por último, también hay agua almacenada en el manto terrestre. Se deduce así por el hallazgo de minerales con inclusiones de líquido, llamados fluidos acuosos del manto profundo. El agua llega al manto porque queda atrapada entre las placas oceánicas del fondo del mar. El agua se filtra y desciende en las zonas de subducción. No se conoce el volumen del agua presente en el manto pero, teniendo en cuenta que el manto representa el 80% del volumen total de nuestro planeta, podemos inferir que la cantidad de agua subterránea debe ser significativa.

Dios, en su infinita sabiduría y poder, utilizó los elementos que creó para las acciones que quería realizar. Él hizo precipitar el agua de las nubes en gran cantidad durante el Diluvio, desbordó el caudal de los ríos y fue elevando el nivel del mar. Además, hizo brotar agua con gran presión desde los acuíferos subterráneos y de los volcanes, ocasionando una inundación total de la Tierra.

“¿Quién encerró el mar tras sus compuertas cuando este brotó del vientre de la tierra? ¿O cuando lo arropé con las nubes y lo envolví en densas tinieblas? ¿O cuando establecí sus límites y en sus compuertas coloqué cerrojos? ¿O cuando le dije: “Solo hasta aquí puedes llegar; de aquí no pasarán tus orgullosas olas?” (Job 38:9-11, Nueva Versión Internacional online).