Evolucionismo

La religión llamada ciencia – II

Por Jorge L. Wiebusch

La famosa teoría del inglés Charles Darwin respecto del origen de las especies y la selección natural conquistó el respeto del mundo científico y parece tener aceptación unánime en este medio, aunque no es así. Esta teoría ha polarizado a la comunidad científica y experta, causando división e incomodidad por el tratamiento privilegiado que recibe en comparación con otras hipótesis.

En esta serie de artículos analizaremos la precariedad de la verdad científica y cómo la teoría darwiniana se convirtió en una doctrina que se asemeja bastante a una religión, imponiendo sus conceptos mediante una verdadera dictadura científica. Presentaremos evidencias de los métodos “evangelizadores” de los científicos darwinistas, demostrando que esta teoría depende tanto de la fe como cualquier religión contemporánea.

Los comentarios estarán abiertos para cada artículo de la serie y también podrán contactar directamente al autor a través del correo electrónico.

Incomprobable

Las creencias religiosas son atacadas en la actualidad bajo el argumento de que no se pueden comprobar sus presupuestos. Existe una presión de la comunidad científica en el sentido de colocar a la ciencia y la religión en extremos antagónicos. La religión depende de la fe, la tradición y el sentido común. ¿Acaso la ciencia no depende de eso? ¿No existe tradición científica o el deseo de un sentido común unificador?
La ciencia no es infalible, ni sus teorías son intocables, como menciona Daros (2009, p. 17):

La ciencia es una forma de conocer con contenidos que reciben o han recibido una diversa valoración, han sido: verificados o demostrados en las ciencias formales; falseados o confirmados en las empíricas; calificados como eficientes o ineficientes en las tecnologías; o simplemente como descriptivos o interpretativos de situaciones, especialmente en el ámbito que entran en juego las decisiones humanas.

Como se advierte por los aspectos enunciados, la ciencia tiene sus límites: nos es el único y exclusivo modo de conocer; no es infalible, ni dogmático.

Cada revolución científica y las experiencias pasadas deberían haber enseñado a la humanidad, especialmente a la porción que se dedica a estudiar las ciencias y la historia, que no podemos afirmar que un paradigma sea definitivo. Estamos de acuerdo con Thomas Samuel Kuhn (1922-1996). Lamentablemente, la postura equivocada de una religión intransigente ha sido asumida por una porción importante de la comunidad científica.

El hombre siempre buscó respuestas a sus preguntas para satisfacer sus necesidades. Esta simple declaración podría justificar el surgimiento de las religiones, pero también podría aplicarse, si somos honestos, a la teoría del origen de las especies formulada por Charles Darwin. La gran cantidad de falsedades que surgieron con el paso de las décadas han convertido a esta teoría en un edredón de retazos en un intento por adaptarse, además de las innumerables cuestiones que deben aceptarse por fe, ya que aún no tienen respuesta. Todo esto la convierte en una religión, y a sus defensores en sacerdotes.

La palabra religión originalmente significa volver a unir, y se aplica a la relación entre Dios y el hombre. Pero en el caso de la ciencia, es el hilo que une una comunidad entre sí. En cuanto al sentido común, Alves (2015, p. 15) presenta un interesante punto de vista sobre la evolución, no de las especies, sino de la propia ciencia: “La ciencia es una metamorfosis del sentido común. Sin él, no puede existir. Y esa es la razón por la que no existe nada misterioso o extraordinario”. No es nuestro propósito atacar a la ciencia o desprestigiarla, únicamente debatir sus exageraciones, que terminan por crear el famoso antagonismo entre la ciencia y la religión.

Ashton (2015, p. 23) menciona diversas discrepancias en la teoría de la evolución. El mismo libro El origen de las especies… de Charles Darwin, en su capítulo séptimo, aborda los argumentos que el propio Darwin llamaba “mis visiones”. Esta expresión es interesante, porque también ha sido utilizada por varios fundadores de sectas y religiones. Obviamente, Darwin no pretendía decir que eran visiones sobrenaturales, sino sus propios puntos de vista. En el capítulo sexto, Darwin menciona otras dificultades de su teoría (2014, p. 153):

Mucho antes de llegar a esta parte de mi obra, el lector debe enfrentar un monte de dificultades. Algunas son tan serias que hasta hoy, cuando reflexiono, me hacen tambalear de alguna forma. Pero, según mi forma de ver, su número es aparente y las reales no son tan fatales para la teoría.

La humanidad ha avanzado mucho en términos de libertad de expresión y respeto a la individualidad. Así como de diverso es el mundo lo son las estructuras y formas de pensar de cada individuo. Una teoría puede ser absurda para una persona o un grupo y tener completo sentido para otros, y viceversa. La historia es testigo de idas y vueltas culturales, científicas y religiosas. “Las ideas de Kierkegaard fueron rechazadas por sus contemporáneos, pero se mostraron muy influyentes en las generaciones posteriores” (Fortino, 2011, p. 195).

CONTINUARÁ…

ALVES, Rubem. Filosofia da ciência: introdução ao jogo e suas regras. San Pablo. Loyola. 2015.

ASHTON, John F. Evolución imposible: 12 razones por las que la evolución no puede explicar el origen de la vida sobre la tierra. Florida, Buenos Aires. Editorial ACES. 2015.

DARÓS, William R.; Fraga, Fernando Aranda; Bugossi, Tomaso. Conflictos epistemológicos entre el conocimiento científico y el religioso. Libertador San Martín, Entre Ríos. Editorial UAP. 2009.

DARWIN, Charles. A origem das espécies e a seleção natural. San Pablo. Madras. 2014.

FORTINO, Carla (ed.). O Livro da Filosofia. San Pablo. Globo. 2014.