por Everton Alves
¿Has escuchado hablar de los tejidos blandos o, como prefieren llamarlos los evolucionistas, tejidos no resistentes? Pues bien, hace algún tiempo, escuché decir que el creacionismo es pura religión, incapaz de producir ciencia confiable. ¿Es realmente así? Quizás sea así en la mente de quien posee una cosmovisión evolucionista. Pero, para ser sinceros, deseamos invitar a estas personas a actualizar su punto de vista sobre el creacionismo.
Hablando de actualizaciones, aquí van algunas referencias útiles para todo creacionista. Claro que me estoy refiriendo a todo aquel creacionista interesado en el asunto de los orígenes y que entiende que la buena ciencia proviene del Creador. Dios es el primer Científico; entonces, es deber de todo cristiano utilizar los métodos de la ciencia para estudiar el libro de la naturaleza, escrito por la mano de Dios (Romanos 1:20).
Para responder si los creacionistas son capaces de hacer “buena ciencia” podemos observar el caso de la paleontología. La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha organizado varios institutos y programas, tales como el Geoscience Research Institute (GRI), el Creation Ministries International (CMI), el programa Answers in Genesis (AiG) y el Institute for Creation Research (ICR). Este último instituto, a propósito, ha financiado buenas investigaciones en el área del creacionismo científico por parte de sus investigadores asociados. Es el caso de Brian Thomas, doctor en Paleobioquímica por la Universidad de Liverpool. Hace muchos años que Brian es un divulgador científico muy productivo en el ICR.
Él se especializó en el mundo de la paleontología, más específicamente en hallazgos de tejidos blandos. Recientemente publicó un artículo en la revista Expert Review of Proteomics, en el cual él y su coautor, Stephen Taylor, hacen un relevamiento exhaustivo de todos los artículos científicos ya publicados al respecto. Hasta la fecha de la presentación de su manuscrito a la revista habían relevado casi 90 artículos relacionados con los tejidos blandos encontrados en diversos grupos de seres del pasado.
Existe la tendencia a considerar que los hallazgos de tejidos blandos son raros. Pues bien, todo indica lo contrario. Entre la publicación del artículo de Brian y este breve artículo que estás leyendo, el número de estudios publicados al respecto asciende a 110. Puedes confirmarlo leyendo el documento List of Biomaterial Fossil Papers.
¿Cuál es la importancia de los tejidos blandos para el creacionismo? La literatura científica confirma que las biomoléculas (tejidos blandos), en las mejores condiciones, como máximo podrían durar en la naturaleza algunos cientos de miles de años. Pero jamás podrían haberse preservado por millones de años, tal como señala la línea de tiempo evolucionista para los dinosaurios.
Pero necesitamos comprender mejor qué son esos tejidos blandos. Veamos. Los tejidos blandos son cualquier tipo de tejido o molécula orgánica original, como vasos sanguíneos, piel seca intacta, tejidos conjuntivos sobre o dentro de fósiles como, por ejemplo, los dinosaurios. También son células enteras, como glóbulos rojos y células óseas, y proteínas, tales como colágeno, elastina, ovoalbúmina y queratina. Y también, por supuesto, el plasma y hasta el ADN.
En 2005, los ojos del mundo se volvieron a Mary Schweitzar, entonces voluntaria en el Museo de las Montañas Rocosas de la Universidad Estatal de Montana, Estados Unidos. Esa investigadora descubrió dentro de un fémur de dinosaurio T. Rex tejidos blandos conservados todavía con elasticidad. Lo intrigante es que ni ella, ni ningún otro paleontólogo evolucionista se habían imaginado encontrar esos tejidos blandos tan bien conservados en fósiles de dinosaurios que suponían tener millones de años. En una entrevista, ella señaló:
“Era exactamente como mirar un corte de hueso moderno. ¡No podía creerlo! Le dije al técnico del laboratorio: Estos huesos tienen 65 millones de años. ¿Cómo pudieron sobrevivir las células sanguíneas por tanto tiempo?”
Para los creacionistas, la respuesta es sencilla: esas células no tienen 65 millones de años, pues la Biblia nos revela que ese animal fue enterrado recientemente, hace aproximadamente 4.500 años atrás. Los tejidos blandos flexibles son evidencia de una creación reciente de la vida en este planeta. Además, confirman una mega catástrofe que sepultó diversos grupos de animales y plantas, al punto de dejar el testimonio en las rocas que contienen material orgánico. Yo veo la misericordia del Creador que se revela a través de esas evidencias dejadas en la naturaleza, a fin de certificarnos que toda la historia narrada en el libro de Génesis es literal y real.
Pero, para quien no se contenta con poco, aquí va una referencia más asombrosa. El doctor Brian Thomas, en una investigación para su tesis de doctorado, titulada Collagen Remnants in Ancient Bone, encontró carbono-14 en fósiles de dinosaurio. ¿Qué significa eso? Como no es el tema específico de este artículo, dejaré un enlace a otro documento que explica las implicaciones del hallazgo.
En resumen, esta travesía de descubrimientos de la paleobioquímica, corrobora más todavía el creacionismo científico y el diseño inteligente que nos ayudan a comprender mejor nuestros orígenes, según registra la Biblia.