Por Roberto E. Biaggi, Ph. D.
En artículos pasados hablamos sobre un tema paleontológico fascinante: el origen abrupto de diferentes tipos principales de organismos. Por supuesto, el más conocido es el denominado explosión del Cámbrico, en el que la mayoría de los filos de animales que existen hoy aparecieron repentinamente, prácticamente de la nada, porque aparecen de golpe en un muy corto período de tiempo y sus supuestos antepasados no se encuentran más abajo en el registro fósil. También comentamos de otro caso, denominado la radiación de reptiles marinos del Triásico inferior, una aparición repentina y rápida diversificación de varios grupos de reptiles marinos, todo en un período muy corto.
Hoy me gustaría contarles de otro caso (¡en realidad son muchos!), que tiene que ver con uno de mis grupos favoritos de organismos extintos, los reptiles voladores. Ya los mencionamos antes, cuando hablamos del abrupto origen del vuelo en diferentes tipos de animales. Los invito ahora a explorar algunos detalles más sobre estos increíbles animales que aunque ya no existen, los hemos visto en pleno vuelo en algunas películas recientes.
Aunque todos son reptiles, estamos hablando de un grupo muy diverso que aparece en un corto lapso en el Triásico medio (unos 230 a 228 millones de años atrás, según la datación estándar). Veamos algunos ejemplos de estos extraordinarios reptiles voladores.
El primero que mencionaremos fue considerado hace unos años como “el primer planeador de ala delta en el mundo”, cuyo nombre científico es Sharovipteryx mirabilis, la única especie de este tipo de reptil, bastante pequeño, encontrada en Kyrgyzstán, Asia Central, en estratos del Triásico medio. Es el único planeador con una membrana alrededor de la pelvis y patas posteriores (y no en los hombros), y tenía un esqueleto fósil bastante completo y articulado con impresión de parte del integumento (membranas que podrían ser partes de las alas).
Mecistotrachelos apeoros, un reptil arcosauromorfo, también planeador (su nombre significa ‘el cuello planeador más largo’, con varios especímenes hallados en Virginia/Carolina del Norte, Estados Unidos; reptil de cerca de 1,50m de largo. Uno de los especímenes hallados fue uno de los primeros animales extintos descritos casi completamente en base a un escaneo CT. Este animal podía esparcir sus costillas y planear con sus membranas tipo ala. Otro reptil con un vuelo similar era de la familia Kuehneosauridae, pequeños, planeaban gracias a sus ‘alas’ formadas por costillas alargadas, que también les permitían desplazarse como con paracaídas. Estos se han encontrado en Polonia, Inglaterra, y Nueva Jersey, Estados Unidos, y se agrupan en 5 géneros diferentes.
El reptil Longisquama insignis, descubierto también en Kyrgyzstán, cuyo nombre significa “escamas largas” y bastante pequeño, fue hallado en una placa de roca, acompañado de 5 especímenes más con apéndices integumentarios. Se caracteriza por esas largas escamas parecidas a plumas en su parte posterior, adheridas a las espinas vertebrales y que arregladas en pares les hubieran permitido planear.
Y, por último, otro reptil, pero ahora sí de vuelo activo, uno de los primeros pterosaurios, Preondactylus buffarinii, hallado en los Alpes italianos en una caliza dolomítica, con tres especímenes fósiles. Tenían alas tipo murciélagos apoyadas por un dedo alargado. Se cree que se alimentaban de peces e insectos y tenían alas de hasta 1,50m de envergadura. Otro pterosaurio en estratos similares de Italia se nombró Carniadactylus rosenfeldi con alas de como un metro de envergadura. Además, se encontraron dos especímenes un poco más pequeños y uno de ellos fue nombrado Bergamodactylus. Un poco más arriba en estratos del Jurásico y Cretácico se han encontrado más de 250 géneros de pterosaurios, los fósiles distribuidos en todos los continentes, lo que sugiere una rápida diversificación de este grupo de reptiles voladores.
Como se aprecia en estos ejemplos, cada uno tiene un tipo diferente de alas para poder volar activamente o planear, lo que implica que para su origen debieron poder crear diferentes tipos de alas y modificaciones a sus planes corporales. Esto requiere nueva y específica información genética. Y obviamente esto no puede surgir por procesos al azar, ni mucho menos abruptamente en un corto lapso. Con los últimos avances en investigaciones genéticas, sabemos hoy que es imposible que la correcta sucesión de mutaciones haya conducido al origen de tales estructuras como alas.
¡Y esto no es todo! Como recientemente explica el paleontólogo Günter Bechly, en esta misma época del Triásico ocurrieron numerosas explosiones biológicas en lo que se conoce como la radiación de metazoos del Triásico temprano. Allí aparecen repentinamente y por primera vez algunos invertebrados marinos, insectos como coleópteros y dípteros, 15 familias y planes corporales de reptiles marinos (que mencionamos en otro artículo), como también los primeros representantes de tetrápodos terrestres modernos, tal como los primeros dinosaurios, algunos lagartos, cocodrilos y los primeros organismos parecidos a mamíferos. Estas impresionantes apariciones explosivas, fueron consideradas por el muy conocido paleontólogo evolucionista Peter Ward quien reconoció que
“la diversidad de los planes animales del Triásico es análoga a la diversidad de planes corporales marinos que resultaron de la explosión del Cámbrico. Y también ocurrieron casi por las mismas razones, y como se demuestra, fue así de importante para la vida animal sobre la tierra como lo fue la explosión del Cámbrico para la vida animal en el mar”.
Imagínense a Darwin, quien conocía muy bien este problema del registro fósil en el Cámbrico, y pensó que era un “dilema tan grave” que verdaderamente podría usarse como un argumento en contra de su teoría. ¡Qué haría con todas estas otras explosiones, como el repentino origen de los reptiles voladores y hasta su famoso “misterio abominable” (el origen abrupto de las plantas con flores)!
Creo que una explicación más simple y que encaja mucho mejor con las evidencias que observamos tanto en el registro fósil como en la naturaleza biológica de los seres vivos, es que el Diseñador actuó inteligentemente con suficiente previsión para lograr el propósito determinado por su amorosa planificación mucho antes de la creación de este mundo y todos sus habitantes. ¡Qué maravilloso diseño!