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Peculiaridades del desierto florido de Atacama

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¿Podrían existir lugares más extremos y secos que un desierto? ¿Conoces alguno de ellos? ¿Sabías que hay desiertos cálidos y otros fríos? ¿Qué condiciones pueden transformar un desierto en una alfombra de flores?

Existen vastas zonas del planeta donde la vida parece luchar por sobrevivir. El clima árido y la casi ausencia de precipitaciones (agua) deterioran la abundancia de especies. La vegetación está preparada para soportar grandes períodos sin agua, forma matorrales xerófilos donde se refugia una fauna desesperada por conservar la humedad corporal.

Se ubican en varios continentes. Por ejemplo, el desierto del Sahara en África, el desierto de Sinaí-Néguev en Asia, Desiertos de Arizona-Sonora en América del Norte, el desierto de Atacama en América del Sur (Chile, Perú y Bolivia), el desierto Arenoso de Australia, desiertos polares en la Antártida y Groenlandia.

Existen dos tipos de desiertos:

  • Con suelo seco, arenoso o pedregoso. Se observan dunas o rocas compuestas de diferentes minerales
  • Con suelo congelado. Estos desiertos fríos se ubican en el Ártico (tundra) y la Antártida. El suelo congelado (permafrost) alberga líquenes, hongos, musgos y algas.

En el norte de Chile se encuentra el famoso desierto de Atacama, donde ocurre un espectáculo apreciado y conocido por pocas personas del mundo. Es similar al fenómeno ofrecido en Perú y Australia y se conoce como “El desierto florido”.

La corriente del Niño trae precipitaciones invernales que, al superar los 15 mm, provocan el estallido de botones florales y las floraciones de las 200 especies vegetales endémicas que pueblan Atacama, en la primavera.

Las semillas, celosamente guardadas en el suelo, de pronto se encuentran con condiciones de temperatura y humedad favorables para desplegar la vida que llevan dentro. Las raíces y tallos (bulbos y rizomas) que han quedado ocultos durante un tiempo, reaccionan a la provisión de agua y entonces se forman grandes cubiertas de flores de muchos colores que van desde los blancos hasta los amarillos, azules y violetas.

La exhibición de una estrategia de supervivencia en esos vegetales revela un plan de diseño único: algunas hojas forman una especie de cono (cucurucho) y sus tejidos almacenan agua; otras plantas tienen pelos y ceras para evitar la desecación; sus órganos (tallos y hojas) de colores claros reflejan la radiación solar y evitan la absorción de calor.

Las flores de las especies endémicas son, entre otras, las orejas de zorro (Aristolochia chilensis), el azulillo (Pasithea caerulea) y el huille (Leucocoryne vittata).

Seguido al despliegue de colores aparecen volando pequeños insectos que han de cumplir su obra polinizadora: abejas, polillas y coloridas mariposas. El manjar de pequeños “alimentos” atrae a las aves, los roedores, los mamíferos (como guanacos y zorros) y los reptiles.

¡Y en pocas horas el desierto florece y estalla de vida!

Contemplando este fenómeno natural no dejo de asombrarme de cada detalle que Dios colocó en los seres vivos. Con certeza afirmo que su mano protectora se ofrece cada día a sus criaturas.

Ese Creador y Sustentador, conoce nuestros desiertos, nuestras necesidades y está dispuesto a suplirlas. ¡Qué hermoso es poder acudir a él cada día! Hoy podemos doblar nuestras rodillas para pedir su protección con la seguridad de que nos devolverá la alegría tal como al desierto y podremos florecer en el servicio a otros.