Fósiles

Qué nos enseñan los “lagerstatte”

Por Roberto E. Biaggi, PhD

Ustedes saben, que en la parte superior de la corteza terrestre existe una porción de la columna geológica, el Fanerozoico, donde se concentra la mayoría de los fósiles que encontramos conservados en las rocas. Por mucho tiempo se pensó que los fósiles tardan mucho tiempo en formarse, pero con el descubrimiento de numerosos “lagerstatte” alrededor del mundo esa idea ha ido cambiando.

Pero ¿qué son los “lagersttate”? Son un yacimiento espectacular de fósiles exquisitamente conservados, como los millones de peces fósiles del Eoceno de Wyoming, Utah y Colorado en Estados Unidos, que junto a numerosos otros fósiles forman un depósito lacustre excepcional, debido a la conservación tan espectacular de los fósiles. En otros lugares hasta se han conservado las partes blandas de los organismos, por ejemplo, músculos, o membranas delicadas, que son mucho más difíciles de conservar. Alrededor del mundo hay más de 70 de estos depósitos de fosilización excepcional, por lo que se ha hecho evidente que la conservación de estos organismos tuvo que ser muy rápida, o los cuerpos se habrían descompuesto y desintegrado o se habrían desarticulado los esqueletos (separando sus huesos).

Uno de estos yacimientos se encuentra en la Chapada do Araripe, en Ceará, noreste de Brasil, y los depósitos corresponden al Cretácico. Aquí se han encontrado una variedad de organismos acuáticos y terrestres en un estado de conservación excepcional. Se trata de las formaciones geológicas Crato y Romualdo. En la Formación Crato se han descubierto, además de peces e insectos, una cantidad de restos de pterosaurios (reptiles voladores), con las membranas de sus alas y cabezas bien conservadas, incluso con varias capas de tejidos. Pero en la Formación Romualdo, se encuentran peces completos conservados tridimensionalmente, con sus músculos, branquias y órganos internos fosilizados exquisitamente. ¿Cómo ocurrió esto? Evidentemente, después de muertos no pudieron yacer en el fondo de la laguna costera por mucho tiempo, porque se hubieran descompuesto. Tampoco fueron aplastados por la siguiente camada de sedimento, porque se han conservado intactos, en tres dimensiones.

El Dr. David Martill fue uno de los primeros en estudiar y describir estos maravillosos fósiles. Nos cuenta su sorpresa al poder ver el detalle tan minucioso de los tejidos que encontró, particularmente en los peces fosilizados. Las partes blandas, como los músculos se han conservado con una mineralización de fosfato de calcio, una variedad de apatita, y obviamente se tuvo que formar muy rápido, antes que los tejidos se descompusieran y fueran enterrados en el sedimento. Luego, el cuerpo sirvió como un núcleo alrededor del cual se depositó carbonato de calcio y esto formó una concreción en la que se encuentran los fósiles. Martill encontró fibras musculares individuales con estriaciones presentes, y con los núcleos arreglados en hileras. Además, encontró un pez hembra con sus ovarios que en su interior tenían huevos en desarrollo, incluso un huevo con la yema fosfatizada, y otro pez que en su estómago tenía como 13 pequeños peces y varios camarones con sus ojos y lentes bien conservados. Pero para Martill lo más espectacular fueron las branquias: éstas todavía tienen arterias, venas e incluso las lamelas secundarias bien conservadas.

El Dr. Martill, experimentando con las branquias de truchas, notó que luego de muerto el pez, en unas 4 o 5 horas las branquias se infectan de bacterias y se descomponen, y en una semana desaparecen completamente. Pero también notó que de 1 a 3 horas después de muerto, la presión sanguínea decae y las lamelas secundarias colapsan. Pero aquí las lamelas secundarias están intactas. Martill calculó que en cuestión de unas pocas horas las branquias se hubieran desintegrado, por lo que la fosilización tuvo que ocurrir muy rápidamente, en menos de 4 o 5 horas. Además, otros investigadores han encontrado en las branquias copépodos parasíticos fosilizados. Luego de muerto el pez, indudablemente los parásitos se hubieran desprendido para buscar otro pez, pero evidentemente los procesos de fosilización fueron tan rápidos que no dieron lugar a eso.

Por todas las evidencias de fosilización rápida, Martill llamó a este proceso el “efecto Medusa”, refiriéndose a la historia mitológica en la que Medusa transformaba a sus enemigos en piedra. Esta fosilización instantánea es mucho más común de lo que se cree. Los restos de organismos en muchos yacimientos alrededor del mundo necesitaron un enterramiento y una fosilización repentinos para su conservación. Nosotros creemos que estas condiciones fueron muy favorables en el pasado, especialmente en el contexto de una catástrofe global, tal como se describe en las Escrituras.